sábado, 26 de junio de 2010

El Palacio

Salimos por fin del bosque y vi todo con color; a lo lejos un pueblo con un palacio en el centro. el pájaro, al que decidí llamar Silvernight, aleteó como entusiasmado y voló hasta el palacio con un ritmo apresurado; yo intente llevar su mismo ritmo, pero como dije antes, me canso fácilmente a la hora de correr. Al final, llegue al palacio casi sin aliento, Silvernight esperaba en el cartel de bienvenida del lugar, me guió hasta la sala del trono donde no había nadie. La corona reposaba en el trono, situado en el medio de la sala, escuche como la puerta se abría y sin mirar quien era, hice una reverencia, levante la mirada, y lo único que vi fue a una criada intentando aguantar la risa, me puse colorado y ella se marcho. Me fui hasta el trono y con mucho cuidado cogí la corona y me la coloque en la cabeza; era del tamaño adecuado y al mirarme en uno de los espejos de la habitación me asombre de la belleza que podía llegar a otorgar a la persona que la llevase puesta. El tiempo pasaba y yo seguía mirándome en el mismo espejo; una serie de caballeros entraron y me puse a temblar puesto que llevaba una corona que no me pertenecía. Asombrados, los solados dejaron caer sus lanzas y se inclinaron ante mi. Me pregunte el porqué de una situación tan atípica, puesto que en cualquier otro palacio, ya me estarían llevando a la guillotina. Solo sonreí y me senté en el trono creyéndome dios ante aquellas personas. Otra persona entro después, tenía aire de ser alguien importante. Ese fue el motivo de que la sonrisa pintada en mi cara se borrara dejando en su lugar un gesto de preocupación. Al final resulto que era el general, se mostraba severo y brusco ante sus soldados, mientras que ante mi, usaba un tono suave en busca de que no me enfadara; me puso al tanto de la situación del reino, resultaba que como no tenían alguien que gobernara, el resto de reinos no paraban de intentar conquistarnos; también me comentó que el reino mas poderoso planeaba atacar y necesitaban a alguien para administrar los bienes; pero ese alguien, no solo administraría los recursos, sino que también tendría que aprender a luchar como un caballero y moverse como un ladrón entre burgueses.

viernes, 25 de junio de 2010

El Bosque

Me desperté en medio de un bosque con un dolor de cabeza terrible, pero no recordaba haber bebido la noche anterior. Estaba tumbado boca arriba sobre la hierba, tenía los ojos cerrados y estaba relajándome mientras respiraba profundamente. Por fin, abrí los ojos y el cielo no se veía porque las copas de los árboles lo tapaban. Me incorpore y estuve pensando que había hecho y como podía haber llegado hasta un bosque desde la gran ciudad, no recordé gran cosa, solo que había hablado con una desconocida por un chat de internet. Me dispuse a intentar salir de allí, y fue en ese momento en el que me dí cuenta de que no solo las hojas, los arbustos y la hierba eran verdes, si no que los troncos, rocas y animales del bosque también lo eran. Me miré las manos temblorosas y me alivie al ver que eran del color de mi piel. El que todo fuera verde me asusto, pero no me podía quedar allí eternamente; tenia que salir de donde quiera que estuviese. Caminé tranquilamente durante un buen rato hasta llegar a una cueva de la que salió un horrible ruido; corrí lo mas rápido que pude para alejarme de ese lugar, pero me cansé rápidamente puesto que la educación física no era mi especialidad. Llegué hasta un lago, también verde, y con las manos temblorosas de miedo hice el amago de ir a beber, pero en el ultimo momento me arrepentí y use el agua de mis manos para limpiarme el sudor de la cara, ya un poco mas relajado mire a mi alrededor, estaba solo. Una luz empezó a brillar en medio de el lago, se fue apagando, hasta dejarme ver a una joven de cabellos rosados que caminaba sobre el agua en mi dirección, asustado, me fui echando hacia atrás intentando ocultarme, pero ella sabía donde estaba. Llego hasta la orilla con un brazo levantado con el puño cerrado, vino hasta el lugar en el que yo me encontraba y abrió la mano; una flor preciosa reposaba, se fue elevando hasta la altura de sus ojos verdes y la flor se cerró formando un capullo, que al abrirse de este salio un pajarito plateado, aleteo sus brillantes alas y voló hasta mi hombro, donde se apoyo. Ella se fue metiendo en el lago hasta que desapareció de mi vista, y el pájaro se puso a volar y se quedaba volando esperando que le siguiera...